viernes, 25 de marzo de 2016

A 13 años que Rachel Corrie ofrendó su vida por defender sus ideales

A 13 años que Rachel Corrie ofrendó su vida por defender sus ideales

Rachel Corrie fue una mujer que dio su vida en defensa de sus ideales, nació el 10 de abril de 1979, y fue una miembro del Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM), que viajó como activista pro-palestina a la Franja de Gaza durante la Intifada de Al-Aqsa.

Estudió Ciencias Políticas en Estados Unidos y en 2003 viajó como miembro del Movimiento de Solidaridad Internacional a Gaza. Dos meses después moría aplastada por una excavadora del Ejército israelí cuando intentaba impedir que destruyeran una casa palestina.

Pero la muerte se la llevó a los 23 años, cuando decidió viajar a Rafah, en Gaza, para trabajar con el Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM). Activistas palestinos e israelíes crearon el ISM en 2001 para protestar contra las condiciones en los territorios palestinos mediante acciones directas no violentas. El 16 de marzo de 2003, Corrie intentó actuar como escudo humano frente a un hogar palestino cuando murió aplastada por la maquinaria israelí. La versión de los activistas indica que las máquinas escavadoras estaban destruyendo casas, mientras que la israelí señala que estas sólo limpiaban escombros cerca de la frontera con Egipto cuando Corrie y otros manifestantes se acercaron. Las investigaciones militares israelíes concluyeron que se trató de un accidente, pero algunos testigos afirman que fue un asesinato. Imágenes de filmaciones militares, que Bitton obtuvo para “Rachel”, no captan a los manifestantes ni a las máquinas escavadoras en el momento clave. Luego de ser declarada muerta, el cuerpo de Corrie fue llevado a Tel Aviv para una autopsia. Sus padres pidieron la presencia de un funcionario de Estados Unidos, pero la embajada de ese país se negó y nunca explicó el por qué.

“Realmente me duele ser testigo de hasta qué punto consentimos hacer del mundo un lugar horrible. Estoy siendo testigo de un genocidio y me cuestiono todas mis convicciones sobre la bondad de la naturaleza humana…”

“Mi sueño es parar el hambre antes del año 2000. Mi sueño es darles una oportunidad a los pobres. Mi sueño es salvar a las 40.000 personas que mueren cada día. Mi sueño es posible y se hará realidad si todos miramos hacia el futuro…”. Tenía escasamente 10 años cuando Rachel Corrie expresaba así sus deseos en una jornada sobre el hambre en el mundo que celebraron los alumnos de 5º año de su colegio. Desde pequeña fue consciente de que vivía en un mundo privilegiado. Años después cuando viajó a Gaza y vio lo que pasaba allí, decía que los niños americanos no podían imaginar que sucedieran cosas tan terribles a niños de otros lugares del mundo, atormentados por una guerra que hacía que un día pudiesen amanecer sin casa y al otro día sin padres.

Rachel había llegado a la adolescencia con la confusión tan propia de esa edad. La vida tranquila de una ciudad de provincias no era lo que le satisfacía. Eran muchas las preguntas, muchas las inquietudes, mucho el desconcierto que rondaba siempre su cabeza. No le gustaba el mundo que descubría a su alrededor y sentía la necesidad de buscar algo que diera sentido y una orientación a su vida. Fue en esa época cuando visitó Rusia. A raíz de ese viaje empezó a rechazar la cultura consumista, quería “ser distinta de sus hermanos empresarios, emprendedores, licenciados y vestidos ‘estilo Yale’”. Y decidió ser escritora. Todo lo que pensaba Rachel lo sabemos por sus escritos. Ya de pequeña había llenado páginas con lo que veía a través de sus ojos infantiles y, poco a poco, la comunicación con sus padres se fue haciendo más intensa. En las páginas de su diario les expresaba sus ansiedades, la forma en la que entendía la libertad, sus sueños, su concepto del mundo. Poco antes de viajar a Palestina le escribía a su madre: “Quiero escribir y quiero ver. ¿De qué escribiría si me quedara en la casita de muñecas, en el mundo floreado en el que crecí? Te quiero, pero se me ha quedado pequeño lo que me diste”.

Gran parte de su activismo en Rafah fue hacer de escudo humano: dormía en casas de familias palestinas para impedir que las demolieran, se plantaba junto a los pozos de agua para que no los destruyeran o escoltaba a los niños a la escuela. Cuando apenas llevaba unas semanas en la Franja, ya se llevó un susto con una excavadora. Salió con unos niños al paso de un buldócer y la pala no se detuvo: “Nos fue empujando hasta arrinconarnos contra una pared y tuvimos que saltar desde la ventana… ¿Cómo pueden actuar así unos seres humanos?”.

El abismo entre su mundo y el que estaba viviendo era palpable: “Llevo dos semanas y una hora en Palestina y aún no encuentro palabras para describir lo que estoy viendo”. Le parecía sorprendente que los palestinos pudieran mantener alta su humanidad a pesar del horror en el que se habían convertido sus vidas y de la constante presencia de la muerte. “He descubierto una fuerza y una resistencia esenciales en los seres humanos para mantener su humanidad en las circunstancias más terribles, algo que no conocía. Creo que la palabra es DIGNIDAD”.

En sus escritos, Rachel hizo también reflexiones políticas. La responsabilidad la cargaba contra el Gobierno de Israel, no contra el pueblo judío: “El pueblo de Israel está sufriendo y los judíos han vivido una larga historia de opresión. Creo que es importante distinguir con claridad entre la política de Israel como Estado y el pueblo judío. Es fácil, pero existe mucha presión para que se mezclen ambas cosas”.

Para Rachel, la mayoría de los palestinos participaban en una resistencia ghandiana no violenta. Algo que creía titánico después de la situación a la que estaban sometidos: hogares destrozados, fuentes de ingreso destruidas, infraestructuras cerradas. Se preguntaba si nosotros no recurriríamos a algún tipo de violencia si nos echaran de nuestras casas, nos estrangularan nuestro medio de vida y supiéramos que en cualquier momento podían venir a por nosotros los soldados y las excavadoras. Sus escritos muestran cómo el miedo se va apoderando de ella. Una noche durmió en una tienda y relata cómo un disparo la había atravesado. Sus sueños también empiezan a reflejar la violencia que siente todos los días. “He tenido pesadillas con los tanques y las excavadoras rondando nuestra casa y tú y yo estábamos dentro”, le escribe a su madre. Asustada por lo que estaba pasando, Rachel habla directamente de genocidio: “Cuando todos los medios para subsistir en un redil como es Gaza, del que la gente no puede salir, son amputados, creo que a eso se le puede llamar genocidio. Quiero decirle a mi madre que estoy siendo testigo de un genocidio insidioso y crónico”. Como si supiera lo que iba a suceder Rachel les dice “que si los militares israelíes deciden romper con su tendencia racista de respetar a las personas de raza blanca, por favor, achacadlo sin ninguna duda al hecho de que estoy en medio de un genocidio, del que yo indirectamente también formo parte y del que mi Gobierno es responsable en gran medida”.

Rachel Corrie después de haber sido aplastado

La naturaleza exacta de su muerte y la culpabilidad del operador de excavadora ya han sido discutidos en gran medida a través de los procesos judiciales extendidos, con las declaraciones de los compañero del ISM que estaban en el lugar diciendo que el soldado israelí que operaba la excavadora avanzó deliberadamente hacia Corrie, y testigos israelíes diciendo que que fue un accidente ya que el operador de excavadora no podía verla.

Joe Carr, un activista estadounidense del ISM que utiliza el nombre supuesto de Joseph Smith durante su tiempo en Gaza, hizo el siguiente relato: " Todavía con su chaqueta fluorescente, se arrodilló al menos 15 metros por delante de la excavadora, y empezó a agitar sus brazos y gritando, al igual que los demás activistas que lo habían realizado con éxito docenas de veces ese día.... Cuando se acercó tan cerca que se movía la tierra debajo de ella, ella se subió a la montaña de escombros que fue empujada por el bulldozer.... La cabeza y el torso superior estaban por encima de la hoja de la excavadora, y el operador de excavadora y cooperador podían verla claramente. A pesar de esto, el operador continuó hacia adelante, lo que causó que cayera hacia atrás, fuera de la vista del conductor. Siguió adelante, y ella trató de deslizarse hacia atrás, pero fue retirada rápidamente por debajo de la excavadora. Corrimos hacia él, y agitamos los brazos y gritábamos; un activista con el megáfono. Sin embargo, el operador de excavadora siguió adelante, hasta que Corrie fue aplastada debajo de la sección central de la excavadora.”

Una excavadora oruga D9R

El informe sobre los resultados de la autopsia se les negó inicialmente al público por parte de Israel más tarde fueron revelados por Human Rights Watch, que dicen que una copia se les fue proporcionado por Craig Corrie, padre de Rachel, junto con una traducción proporcionada por el Departamento de Estado de Estados Unidos. En el informe que cita el profesor Yehuda Hiss, que realizó la autopsia, de como conclusión que, "su muerte fue causada por la presión en el pecho (asfixia mecánica) con fracturas de las costillas y vértebras de la columna dorsal espinal y escápulas y heridas desgarrantes en el pulmón derecho con hemorragia de las cavidades pleurales".

El ejército israelí llevó a cabo una investigación sobre la muerte de Corrie, que llegó a la conclusión de que su muerte fue un accidente, y que el conductor de la excavadora no pudo ver Corrie debido a la visibilidad limitada de su cabina. Muchos han criticado la investigación como falsa y están indignados por el nivel de negligencia directa mostrada por el conductor y la impunidad que el ejército israelí recibe bajo la ley israelí.

La familia de Corrie ha estado involucrada en batallas legales en curso a través del Tribunal Supremo de Israel en un intento por alcanzar la justicia para Rachel.

Tras los prolongados juicios en un intento por alcanzar la justicia por su hija, la familia Corrie perdió su último recurso en el Tribunal Supremo de Israel el doce de febrero de 2015, que exime al Ministerio de Defensa de Israel de la responsabilidad por las acciones de sus fuerzas que se considera como "Actividad en tiempos de guerra", pero se negó indebidamente evaluar si esas acciones violan las leyes aplicables de los conflictos armados, señaló Human Rights Watch.

Cindy y Craig Corrie, padres de Rachel

Un comunicado de la familia de Corrie, el doce de febrero de 2015 decía: " Hoy hemos recibido la palabra de nuestros abogados que el Tribunal Supremo de Israel rechazó nuestra petición en el caso de muerte por negligencia de nuestra hija y hermana Rachel Corrie. Nuestra familia está decepcionada pero no sorprendida. Nos esperábamos un resultado diferente, aunque hemos llegado a ver a través de esta experiencia cuán profundamente todas las instituciones de Israel están implicados en la impunidad de los militares israelíes".

Human Rights Watch documentó que en las primeras etapas del caso de Rachel, los investigadores israelíes no llamaron a los testigos palestinos, amenazaron con acusar a otros voluntarios extranjeros que fueron testigos de la muerte de Corrie, mientras que cuestionban sobre el incidente, y ni siquiera han formulado testigos para dibujar un mapa de la zona en el momento del incidente. La investigación militar inicial sobre su muerte, incluso llegó a la conclusión de que "no habían signos que corroboran [la] afirmación de que la Sra. Corrie fue arrollada por una excavadora" .

La muerte de Rachel es un recordatorio muy triste y oportuno de que los actos de negligencia e inmunidad que posee el ejército israelí bajo la ley israelí. Sin embargo, la muerte de Corrie aún está en nuestros corazones y no es olvidada. El espíritu que representada en sus acciones junto con su voluntad de asumir la lucha contra la injusticia contra quienes es impuesta por el  régimen sionista será siempre recordada.

Rachel Corrie

Con información de ISM

Fuente: Palestinalibre.org

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