martes, 15 de marzo de 2016

Objetores israelíes sacrifican su libertad por la de otros

Objetores israelíes sacrifican su libertad por la de otros

Un grupo de objetores israelíes contrarios a las políticas de ocupación de su país en el territorio palestino ha creado un espacio de apoyo para quienes no quieren servir en el Ejército de una sociedad donde esta decisión está aún cargada de estigmas.

Tair Kaminer, una joven de 19 años de Tel Aviv, se ha convertido recientemente en la cara más visible del movimiento "Mesarvot" (Objetoras, en hebreo), mientras cumple su tercera condena en prisión como sanción a su negativa de incorporarse a filas.

"Rechazo cooperar con la ocupación y lucho para que sus errores no sean silenciados", criticó en un comunicado antes de volver a prisión hasta finales de este mes.

"Mesarvot" se define como "una nueva red" que apoya a quienes rechazan la ocupación y, en consecuencia, se niegan a hacer el servicio militar, obligatorio en Israel durante tres años para los hombres y dos para las mujeres.

En Israel no existe legalmente la objeción de conciencia, aunque sí la posibilidad de quedar exento -según un informe parlamentario, más del 40% de los jóvenes de 18 años lo están- de acuerdo a una serie de criterios étnicos y religiosos, principalmente ser de origen palestino o pertenecer a la comunidad ultraortodoxa, o de índole económico y social.

Existen también exenciones médicas o especiales (tener un extenso historial criminal, por ejemplo), de forma que un número indeterminado de jóvenes que se niegan a servir por razones políticas alegan en ocasiones problemas de salud mental para no ser declarados "desertores" y tener que cumplir condena de cárcel.

"Yo no conté ninguna mentira. Fui a la Oficina de Salud Mental y me describí a mi mismo y por qué creía que no podía servir. Obviamente, no dije nada sobre política. Ella (quien le atendió) entendió lo que consideró y me dio la exención", cuenta Daniel Ben, de 19 años, vendedor de helados en Tel Aviv y miembro de Mesarvot.

El joven asegura a Efe que tiene la conciencia tranquila: "estoy políticamente en contra del Ejército. Por eso contacté con los objetores".

Aunque su renuncia no fue pública, sí lo fue su adhesión a una declaración firmada en 2014 por 150 ciudadanos que criticaban la institución castrense, similar a otras de 2008 y 2009.

Hila Aloni, portavoz de Mesarvot, cuenta a Efe que según los datos recopilados por su organización son muy pocos los que se niegan abiertamente a servir por cuestiones políticas, frente a las decenas de objetores que reciben "exención mental".

"La idea de este grupo es amplificar las voces de quienes deciden objetar. Y viene muy bien para tener un espacio para el debate, para trabajar a nivel informativo y crear conciencia", explica Sahar Vardi, una jerosolimitana de 24 años que hace seis anunció que sería objetora.

Vardi pasó cuatro meses en prisión. Después fue eximida oficialmente por razones de "salud mental".

"Era contraria a la ocupación y estaba muy claro para mi que no podía estar en una manifestación contra el muro (de separación israelí) un día y al día siguiente ser parte del Ejército que dispara contra estas protestas", relata esta futura maestra.

"La confrontación ideológica existe. Porque incluso si todo el mundo sabe que eres una izquierdista, hay algo más: cuando dices que rechazas hacer el servicio militar, estas diciendo que estar en el Ejército es inmoral. E incluso si no quieres hacer este juicio, lo estás haciendo. Y esto dificulta algunas relaciones y te aparta de la gente", explica Vardi.

Es una decisión que también puede repercutir negativamente en el futuro profesional porque en muchos sectores ese periodo cuenta como experiencia laboral.

Sin embargo, tanto Ben como Vardi se sienten afortunados por el respaldo que tuvieron de sus familias, aún cuando en ocasiones no compartían su punto de vista, y revelan los casos de algunos amigos que se vieron en la calle porque sus padres les echaron de casa.

Fuente: Agencia EFE

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